Mohamed se encuentra hoy especialmente alegre. Su madre Bayan le ha dejado ponerse su camiseta favorita, esa que tiene una araña en el pecho y que le da superpoderes con tan solo ponerse la capucha roja. Gracias a este traje, cuando él quiere, manipula la mente de las personas hasta conseguir que hagan lo que está pensando. A pesar de las múltiples pruebas de su eficacia, los mayores no le creen, quizás porque también presume de poder saltar de edificio en edificio usando unas resistentes cuerdas de tela de araña que aún no ha logrado que le salgan de las mangas. Mejor así. Si están convencidos de que no es cierto lo que dice, podrá manipularlos sin que se den cuentan. Mismamente hoy se ha propuesto infiltrarse en el aula donde su madre asiste por las tardes a clases de español. Un lugar al que los niños no pueden entrar. Su fuerza arácnida (y la promesa de portarse bien) han sido suficiente para acabar con los pies colgando sentado detrás de un enorme pupitre. Ya se imagina contando su hazaña a los amigos: Hay hombres y mujeres de todos los países del mundo, y casi no saben español, y yo era el que mejor hablaba, y nadie me ha metido conmigo porque han visto mi traje y saben que me vuelve invencible. Al día siguiente, Mohamed consigue sin dificultad que durante el recreo todos se reúnan en corro para escuchar su aventura.
La profesora se llamaba Teresa, fue ella la que me dejó entrar. Dijo que era un día muy especial porque iban a recibir una visita. ¿Quién será?, pensé yo. Puse en marcha mis superpoderes para que fuera un futbolista de la selección, pero me desconcentré un poco porque la maestra soltó mi nombre en voz alta para que todos supieran que estaba allí. Después saludó a algunos mayores que se habían colado igual que yo, aunque ninguno llevaba puesto su traje de superhéroe. Pensé que a lo mejor lo tenían escondido bajo la ropa de calle, así que estuve muy atento todo el rato. Había otra profesora que se llamaba Mercedes y que no me quitaba ojo. Aunque había peligros en cada rincón, no tenía nada de miedo. Luego nos dijeron que escribiéramos nuestros nombres en un papel para que se supiera quién era quién. ¿A qué no sabéis quién acabó primero? Fui yo. Por fin entró el famoso que esperábamos. ¡Menuda decepción! No lo había visto en mi vida. La profesora dijo que había sido alumno suyo cuando era niño, debió de ser hace muchísimos años porque era más viejo que mi padre. Era un escritor, pero no ha escrito nada conocido, ni Harry Potter, ni Los futbolísimos. Vamos, que lo llevaron enchufado a dar la charla porque conocía a la profesora.
El tío este no debe de estar bien de la cabeza. Es de Soria, pero se ha ido a vivir a Marruecos. Al revés que todo el mundo. Tenía un apellido de los de aquí, pero se lo ha cambiado, el muy tonto, y se ha puesto uno árabe. Y ni siquiera uno normal, ahora se alegra un montón si lo llaman Mrteh. Ya os digo que no era alguien muy normal. Creí que nos haría algo espectacular, pero se ha limitado a sentarse en la mesa de la profesora para leer unas historias que escribe en internet. Lo ponían en una pantalla en la pared para que todos pudieran leerlo. Ya os digo que en esa clase casi nadie habla español bien, bien. Me di cuenta porque, después de la lectura, la profesora volvía a explicarlo con otras palabras.
El caso es que eso de ser escritor es un chollo. No tienes más que irte a otro país, pasear por ahí dejando que te inviten a tomar el té, hablar con la gente, hacer amigos, subir montañas y aprender un nuevo idioma. Luego lo pones es un relato y todos te aplauden. No hay que ir a la escuela, ni que trabajar, ni hacer nada que no quieras. Está chupao. Así que he decidido que ya no quiero ser futbolista, que mejor seré escritor. Me hice una foto con el tal Mrteh, para que un día me enchufe en una clase y diga: Este es Mohamed, que decidió ser escritor en una charla que di en la Escuela de Adultos de Soria. Ese día iba vestido de superhéroe, pero no le hace falta ningún traje para escribir una historia con final sorprendente.
Del blog El zoco del escriba, de Alberto Mrteh
https://elzocodelescriba.com/2018/10/19/un-escritor-viene-a-vernos/