Crónica del taller sobre violencia de género. Ricardo D. Ortega 4º ESPA

Viernes 2 de marzo de 2012. Nueve en punto en el reloj y el timbre de entrar suena en la escuela. Hoy compartimos la clase con la gente de segundo ya que nos van a dar una charla que durará las dos primeras horas.

El ambiente en clase es tranquilo, hay gente hablando pero no son muy ruidosos. Nuestros profesores empiezan pasando lista, tanto a cuarto como a segundo y después hace su presentación la voluntaria de Cruz Roja que va a dar la charla. Se llama Ana y nos va a hablar sobre la violencia de género.

Empieza diciendo que ella suele preguntar los nombres uno a uno, pero como somos muchos prefiere empezar haciéndonos una pregunta: ¿Qué es la violencia de género? La gente, aunque algo dormida, empieza a dar sus respuestas. A partir de ellas, Ana nos explica que la violencia de género se puede entender como una pirámide en cuya base se encuentra lo menos grave, lo que pasa más desapercibido en cuanto  a este tipo de violencia y en la cúspide se encontraría lo más grave: matar.

Tras esta explicación, se inicia un debate sobre el machismo, el hembrismo y el feminismo. Recuerdo que entre los dos últimos términos hubo una confusión, los compañeros no sabían diferenciarlos, así que mejor aclaramos los tres: el machismo se refiere a la discriminación de la mujer y la supremacía del hombre; el hembrismo es lo contrario al machismo, la discriminación del hombre y  la supremacía de la mujer; por último,  el feminismo siempre ha buscado la igualdad entre los dos sexos.

Terminamos el debate con un ejercicio en la pizarra en el que por medio de dos monigotes que representan a una chica y a un chico, tenemos  que poner  las etiquetas que nos caracterizan tanto al hombre como a la mujer. Estas etiquetas nos las ha transmitido  nuestro entorno desde pequeños, forman parte de nuestra educación y cultura. Un ejemplo de etiqueta es afirmar que el fútbol es para los chicos y las barbies para las chicas.

Después de esto, empezamos a sacar conclusiones.  Una de las más significativas es que primero hay que cambiar la educación y acabar con la base de la pirámide que vimos en el primer ejercicio, para así poder vivir en una sociedad más igualitaria y menos violenta.

Y bueno, aquí os dejo también mi opinión que lo único que pretende es contribuir a que acabe este tipo de violencia y que tanto el hombre como la mujer se dejen de clichés y de etiquetas, se cojan de la mano, se miren a los ojos y se den cuenta de que sus diferencias no son tan grandes, que en este planeta vivimos tanto hombres como mujeres y que debemos dar un paso hacia la evolución, cambiar de educación y de mentalidad para así llegar a la igualdad, ya no solo entre hombres y mujeres, sino también con el resto de las especies del planeta.